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El Nacimiento de Yeshúa el 1 de Aviv (Primavera)

  • 4 feb
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 7 mar

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El nacimiento de Yeshúa fue en el mes de Aviv, el mes de primavera, y no como ha sido deducido, en otoño o en invierno.


Es Lc quien entrega la narrativa del nacimiento de Yeshúa con detalle. Tradicionalmente se ha enseñado por años a partir del siglo IV que Yeshúa nació en la estación de invierno, un 25 de diciembre, en un establo rodeado de animales. Pero esto no es del todo verdad. Lucas muestra elementos que ubican el nacimiento de Yeshúa en la temporada de primavera y no en la temporada de invierno. Dos siglos después del nacimiento de Yeshúa, Clemente de Alejandría (Stromata I 21 145–46) abordó la cuestión de la fecha de su nacimiento, situándolo en el mes de primavera (aviv-abril).


Lucas (cap. 2) señala que Yeshúa nació en Belén, ciudad del rey David, quien nació y fue ungido allí (1 Sm 16,13; 17,23). Según las leyes judías del siglo I los rebaños que pastaban en Belén estaban destinados a ser sacrificados en la festividad bíblica de Pascua (cf. Éx 12). Belén era una región cuidadosamente designada para la cría y cuidado de los corderos destinados a este propósito. La distancia para pastorear estos rebaños específicos estaba delimitada dentro del perímetro que abarcaba desde Migdal Éder, una torre de vigía situada en Belén (Bet-Léjem) utilizada para proteger a los rebaños destinados al sacrificio en el Templo, hasta Jerusalén (Shekalím 7.4): «De los rebaños, en el espacio entre Jerusalén y la Torre del Rebaño (Migdal Éder), en circunferencia, los machos son para holocaustos, las hembras para ofrendas de paz. Y R. Iehudá dijo: lo que es apto para el sacrificio de Pascua, se ofrecerá como Pascua antes de la festividad, treinta días antes». Estos corderos eran especiales, ya que, según la tradición judía registrada en la Mishná (Baba K. 7.7), se prohíbe expresamente a las personas comunes criar rebaños en toda la tierra de Israel, excepto en las áreas desérticas. Los únicos rebaños que podían pastar en otras regiones eran aquellos destinados al servicio del Templo (Baba K. 80a). Así que estaba prohibido que rebaño común fuera pastoreado en esta región, pues los corderos de Pascua debían ser intachables, sanos y sin defecto y no podían mezclarse o contaminarse con otro tipo de rebaño. Esto implicaba que los judíos reposaban un cuidado especial sobre estos rebaños para garantizar su pureza, pedigrí y aptitud para el sacrificio.


Quiero llamar su atención al relato de Lucas que dice: “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” (Lc 2,8). Según las leyes judías (b. Shabát 45b; Beitzá 40a; Nedarim 63a; Taanit 6a) esto no es posible que haya ocurrido en la temporada de invierno (diciembre), porque los pastores que cuidaban el rebaño destinado a Pascua en Belén tenían autorizado pastorear desde el mes de Aviv (primer mes del calendario hebreo) donde inicia la primavera, que coincide con nuestro marzo-abril, hasta el octavo mes, que coincide con nuestro octubre. Así que si encontramos pastores cuidando el rebaño durante la noche en esta región significa que se encontraban en primavera y no en invierno.


Y es importante conocer que es en primavera cuando las ovejas y los corderos dan a luz. Los corderos no son como los humanos, ellos nacen en una sola temporada. Los corderos nacen en la temporada de primavera (mes de Aviv: marzo-abril). El ciclo reproductivo de las ovejas es estacional, lo que significa que entran en celo en ciertas épocas del año, principalmente en otoño. Esto está regulado por la cantidad de luz solar (fotoperiodo corto), ya que la reducción de las horas de luz estimula la actividad reproductiva. Durante el celo, las ovejas son receptivas a los carneros y están listas para ser cubiertas. Generalmente, las ovejas entran en celo (es decir, se vuelven fértiles) en los meses de otoño, cuando los días se vuelven más cortos. Las ovejas tienen un ciclo de embarazo de 5 meses, y si fueron concebidas durante el otoño (septiembre-noviembre) estarían naciendo en la temporada de primavera, en marzo-abril. Según las leyes bíblicas en Éxodo 12:3, el cordero destinado al sacrificio de la Pascua debía tener un año de edad para el momento de la festividad. Esto implica que el cordero debía nacer en la temporada de primavera, de manera que tuviera un año completo para la siguiente primavera. Es decir, el cordero que debía tener un año al llegar la Pascua debía nacer en el mes de Aviv (marzo-abril), de modo que cumpliera con la edad de un año para la festividad, tal como lo establece el mandamiento. De esta manera, los corderos de Pascua estaban destinados a morir en el mes de su nacimiento. Ahora, Yeshúa es el Cordero de Dios, y era menester que el Cordero de Dios naciera en la región donde nacían los corderos destinados al sacrificio de Pascua, durante la temporada de primavera cuando los pastores vigilaban el rebaño destinado al sacrificio, para morir también en esta temporada de su nacimiento, en Pascua.

Los pastores que cuidaban el rebaño destinado a Pascua en Belén, no eran pastores ordinarios, eran pastores que dedicaban su servicio al templo, posiblemente sacerdotes de la tribu de Leví. El deber de estos pastores era cuidar minuciosamente a estos corderos bebés destinados al sacrificio de Pascua. Yeshúa es el cordero de Dios y los pastores que veían el nacimiento de los corderos de Pascua ahora veían el nacimiento del Cordero de Dios. Quiero hacer énfasis en el griego para pesebre utilizado en Lc 2,7 que agrega el artículo definido «el pesebre», lo que sugiere que se está haciendo referencia a un pesebre específico ya conocido. Así el ángel también les indica a los pastores que hallarían al niño no simplemente en «un pesebre», sino en «el pesebre», utilizando el artículo definido: «Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en el pesebre» (Lc 2,12). ¿Podría este haber sido el mismo pesebre donde nacían los corderos de la Pascua? Es lo más probable ya que, como mencionado arriba, en esa región no pastaba rebaño ordinario, solo el destinado al sacrificio de Pascua. Esta idea explicaría por qué los pastores se dirigieron rápidamente al único lugar donde los corderos destinados al sacrificio nacían y eran colocados en el pesebre. Además, la tradición judía prestaba un cuidado especial a estos corderos, especialmente en el momento de su nacimiento. Para evitar que su lana se manchara y garantizar que fueran intachables, tal como lo requería la ley (Éx 12,5), los envolvían en telas. Así lo explica Rashí en su comentario sobre b. Shevuot 6b: “Se envuelve una prenda alrededor del cordero en el día de su nacimiento, de modo que su lana esté limpia y se conserve para que no se ensucie”. ¿Podría ser posible que Yeshúa fuera envuelto en telas o pañales, como relata Lc 2,7, de los corderos destinados al sacrificio de Pascua que se encontraban en el pesebre?


Cabe destacar que el nombre del mes de la Pascua, Aviv, también conocido como Nisán de נִיסָנִית (cf. Nehemías 2:1; Ester 3:7), significa "brote" o "nacimiento", lo cual encaja perfectamente con el simbolismo del Cordero de Pascua que vino a traer un nuevo nacimiento al mundo. En este mes ocurrió el nacimiento de Israel como pueblo (Éx 12,1) y, también en el primer día del mes, se erigió el Tabernáculo de reunión en el desierto (Éx 40,17; cf. Jn 1,14). Estos eventos, cargados de significado simbólico, sirven como tipos que apuntan a la enseñanza de que el Mesías debía nacer durante esta temporada.

Yeshúa no solo nace en Belén como cumplimiento de la profecía de Miqueas 5,2. Yeshúa fue llamado el Cordero de Dios, con relación al cordero de Pascua que salva al pueblo de la esclavitud y el pecado: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). Vemos ahora la llegada del último Cordero de Dios revelado a los pastores responsables para velar por los corderos del sacrificio de Pascua que siempre había anunciado su nacimiento como la de un cordero.

Testimonio de Clemente de Alejandría


​Cabe mencionar, que dos siglos después del nacimiento de Yeshúa, Clemente de Alejandría discutió la fecha del nacimiento de Yeshúa. Clemente no mencionó Diciembre 25 o Enero 6 como posibles opciones. En lugar, Clemente reportó (Stromata I 21: 145–46) una tradición que correspondía a Abril 20 del calendario civil y otra tradición que correspondía a Mayo 20.


Conclusión


La escena del nacimiento de Yeshúa, preservada en los Evangelios, contiene elementos que apuntan a que su nacimiento fue similar al de un cordero de Pascua. Como se mencionó anteriormente, el cordero de Pascua nacía en Belén, durante el mes de Aviv, el mes de la primavera y de la festividad de la Pascua. Estos corderos eran envueltos en telas por pastores levitas que los cuidaban con especial esmero, y su destino era morir en la misma temporada de su nacimiento.


Yeshúa nació en Belén, en primavera, en un pesebre que probablemente era utilizado para estos corderos recién nacidos destinados a Pascua. Allí fue envuelto en telas (pañales) y estaba destinado a morir en Pascua, como el cordero de Pascua. Este trasfondo nos permite entender con mayor profundidad por qué el Inmersor (Juan el Bautista) lo llamó: "El Cordero de Dios" (Jn 1,29). Así, todo estaba dispuesto para que los elementos del nacimiento de un cordero de Pascua se cumplieran en su totalidad en el verdadero Mesías, quien nacía como un cordero de Pascua.


Si toda la escena del nacimiento del Mesías está diseñada para replicar el nacimiento de un cordero de Pascua en la región de Belén, entonces el verdadero Cordero de Dios debía nacer en el mes de primavera (Aviv), tal como ocurría con estos corderos. Nacer en otro mes rompería la armonía de la escena.


​Termino este comentario citando a Pedro, que dijo: «Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa del Mesías, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios» (1 Pedro 1,18-21).

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