¿Qué significa realmente "ojo por ojo"?
- 22 feb
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Actualizado: 10 mar

La expresión "ojo por ojo" aparece en varias partes de la Biblia, como en Éxodo 21.24, Levítico 24.20 y Deuteronomio 19.21. Pero, ¿significa esto que debemos tomar el ojo de quien le quitó el ojo a otro? A pesar de lo que algunos puedan creer, esta frase nunca se interpretó o aplicó de manera literal. Lo que realmente se ordena es una compensación monetaria para la persona perjudicada.
La regla de la venganza referida en Dt 19.16-20 está vinculada con el falso testimonio. Acudir a las autoridades no era mandado, sino permitido. La Torá prohíbe vengarse y guardar rencor contra el prójimo (Lv 19,18). Proverbios 24.29 dirá: “No digas: como él me hizo, así le haré; daré a cada uno según su obra”.
Los fariseos transformaron esta norma, destinada al juez como parte de la administración de justicia, en una regla para el trato hacia el prójimo. No es que permitieran abiertamente a los particulares ejercer represalias, ya que esto habría contravenido claramente la Torá; más bien, enseñaban que el ofendido debía exigir sus derechos estrictamente y buscar justicia a través de las autoridades. Los discípulos de Yeshúa, libres de deseos de venganza, deben superar el mal con amor abnegado y sacrificial (cf. Mt 5.39–41; cf. 1 Cor 6.7). Esta antítesis no se opone al mandamiento en sí, sino a su aplicación sin amor. Según Dt 19.17 los dos hombres entre los que estuviese la disputa, el acusado y el testigo, debían presentarse delante de Dios, ante los jueces y los sacerdotes que hubiese en esos días, es decir, en el lugar del santuario donde Dios habitaba entre su pueblo (cf. Dt 17.9). Estos jueces debían investigar el caso por completo (הֵיטֵב דָּרַשׁ, cf. Mt 13.15); y si el testigo hubiese hablado falsedad, debía hacerse con él lo que había pensado hacer a su hermano, pero en sentido de restitución monetaria.
Si el falso testigo deseaba quitarle una carroza, y era encontrado como falso testigo, debía de pagar el valor de la carroza: “carroza por carroza”. Si el falso testigo acusaba al otro de algún pecado de muerte, deberá pagar el valor de lo que vale una persona. La lex talionis sería aplicada sin reserva. Ante estas disputas y situaciones, la actitud del discípulo de Yeshúa consiste en la eliminación de toda venganza y en el desapego del egoísmo mundano (cf. Lc 6.30). Yeshúa nos enseña: "No resistáis al mal" (Mt 5.39): El verbo griego ἀντιστῆναι (resistir) implica no responder al mal con mal, como enseña Rm 12.21. Asume que Dios, el único juez sabio y capaz, infligirá al final el castigo adecuado a los pecadores (cf. Rm 12.14-21). Así pues, la ley de la reciprocidad no se repudia totalmente, sino que sólo se quita de las manos humanas para ponerse en manos divinas. Compárece esto con Rm 12.19: "Amados, no os venguéis nunca vosotros mismos, sino dejadlo a la ira de Dios". Los discípulos de Yeshúa deben renunciar a toda represalia. Yeshúa no abroga ni corrige la Torá, sino que enseña su cumplimiento perfecto (Qiúm Torá) a través del amor nacido de la compasión divina, capaz de superar el pecado. Este amor cumple la justicia que la Torá busca establecer. De esta manera, el que es discípulo de Yeshúa debe de evitar el litigio. Si Yeshúa habla de evitar la violencia y no resistir el mal, de ser abofeteado, de que le quiten la ropa y de ser obligado a servir a los romanos, la conclusión de su propia vida hace concretas sus palabras: él evita la violencia (Mt 26.51-4); no resiste el mal (Mt 26.36-56; 27.12-14); es golpeado (Mt 26.67); le quitan sus vestiduras (Mt 27.28, 35); y su cruz es cargada por uno requisado por orden romana (Mt 27.32), hasta ruega perdón por ellos (Lc 23.34).
Estas características persiguen a los verdaderos discípulos de Yeshúa.
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